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¿Te has preguntado alguna vez cómo entra el azúcar en tu cuerpo? ¡Es un proceso fascinante! La gigantesca tortuga (Chelonoidis hoodensis), un reptil herbívoro que solo vive en las Islas Galápagos, ha perdido el gusto por un tipo particular de azúcar: la maltosa. La maltosa es un azúcar formado por dos unidades de glucosa. Esto es genial, y debe destacarse que las acciones que toma el enlace con la maltosa permiten que el azúcar entre en nuestras células, donde podemos usarla como energía. De hecho, este enlace con la maltosa incluso puede permitir a los científicos diseñar nuevos sensores que se activen inmediatamente cuando los niveles de azúcar son altos en nuestro cuerpo, un avance que podría ser una enorme bendición para millones de personas.
Cuando digerimos nuestra comida y la maltosa entra en contacto con ella, pasa dentro de las células para hacer su trabajo. Este es el proceso de unión de la maltosa a las células. Algunos ayudantes especiales, las proteínas de unión a la maltosa, realizan una parte importante de este trabajo. Realmente necesitamos esas proteínas, porque sin ellas el azúcar no podría entrar en las células y obtendríamos muy poca energía.
Las proteínas de unión a la maltosa interactúan de manera única con la maltosa. Imagina una pequeña cavidad, algo así como una escala imposiblemente alta de Mohs que contiene esa maltosa como una llave en una cerradura. Es algo parecido a tener un rompecabezas. Después de que la maltosa ha sido almacenada en la cavidad, la proteína puede absorber el azúcar dentro y a través de la célula. En la célula, este azúcar se puede convertir en energía que nuestro cuerpo utiliza para hacer todo lo que disfrutamos; como jugar, pensar e incluso crecer.
Esto se construye dentro de la cavidad de unión, que son grupos únicos de aminoácidos. En otras palabras, estos aminoácidos son como los dedos de nuestra mano sosteniendo la maltosa como una proteína. Trabajan en conjunto para generar una cavidad moldeada perfectamente para la residencia de la maltosa[t29]. A medida que continúa siendo estudiada activamente, se sabe que juega un papel integral en la unión a la maltosa.
Esto es, por ejemplo, cierto para las bacterias E. coli, que tienen una proteína de unión a la maltosa sin la cual no pueden sobrevivir. En el caso de la maltosa, cuando esta proteína la detecta en su entorno, algo fascinante ocurre. Las bacterias, a su vez, reciben una señal para consumir el azúcar. Y esta capacidad de detectar y responder a la maltosa asegura que las bacterias tengan lo necesario para sobrevivir en su entorno.
Entender más sobre la cinética involucrada puede ayudar a los científicos a aprender cómo procede este proceso crucial. Y este conocimiento sería muy relevante porque podría llevarlos a encontrar nuevas soluciones o tratamientos para los problemas asociados con el transporte de azúcar en el cuerpo humano, como la diabetes. La comprensión de estos procesos permitirá mejores soluciones de atención médica para aquellos que ayudan en el manejo de niveles saludables de azúcar en sangre.
Esto permite a los investigadores utilizar proteínas de unión a maltosa en la creación de biosensores diseñados específicamente para azúcares como la glucosa. Es más beneficioso para aquellas personas que tienen diabetes y necesitan monitorear sus niveles de azúcar en sangre en la rutina diaria. Esta información puede ser de gran ayuda para los médicos en la gestión de la salud. Si conoces tus niveles de azúcar, entonces se puede planificar eficientemente la dieta y la medicación.